domingo, 26 de septiembre de 2010

turisteando en mi propia ciudad

Un día en un pasado mas o menos lejano, pues tenia 12 años. Fui a ver un museo en Washington DC que estaba cerca de donde vivía. A los 12 años no tenia celular pues esa moda aun no llegaba para mi edad entonces mi papá me proporciono el suficiente dinero para mi transporte de ida y para comerme un jocho y tomarme un refresco, pues la entrada al museo era gratis y me retrasaría con el después de que saliera del trabajo. Fui al museo y saliendo dos horas antes de lo esperado ya tenia hambre, a parte del hecho que no había desayunado.

Me compro mi jocho y no me alcanzó para mi refresco con las nuevos incrementos de precio, me sobraron 35 centavos gringos. Siendo el día mas caloroso en la historia de washington hasta ese día en los ultimos 120 años opte por comerme mi jocho bajo la sombra de un árbol sentada en una banca. De repente acerco el jocho hacia mi boca pensando en lo delicioso que iba a ser deborarmelo poquito a poquito matando el tiempo, cuando de repente de la sombra de árbol cae una caca de paloma sobre mi jocho y mi mano salpicando sobre todo el alimento.

Siendo un poco meticulosa con la limpieza de la comida decidí no comerme el jocho y aguantarme el hambre... después de esperarme una hora recuerdo que aun me quedaban 35 centavos a parte de el crédito suficiente en mi boleto de metro para trasladarme a la oficina de mi papá donde por lo menos podría escaparme del calor. Pero también recordaba que el estaba en una junta muy importante entonces decidí que marcarle primero seria buena idea... entonces camino hacia el teléfono publico mas cercano y justo antes de llegar comienzo a sacar las dos monedas que sumaban el restante de mi pequeña fortuna. En eso sale volado mi boleto con el viento producido por un coche que casi me atropella y por el susto caigo hacia adelante donde las dos monedas salen rodando hacia la alcantarilla justo enfrente del teléfono publico.

Total me quede sin boleto de metro y sin la feria para marcarle a mi papá ya para que por lo menos me pagara el taxi y escaparme del infiernoso calor.

Espere bajo la misma sombra pensando que la caca de palomas seria como los rayos, nunca cae dos veces en el mismo lugar. Pero no era así. La paloma, maldita prosigue a cagarme sobre la cabeza, solo 2 minutos antes de que llegara mi papá por mi.

En resumen cuando llegó mi papá yo estaba "cagada," deshidratada, hambrienta y con los ánimos en los pisos.

Moraleja siempre carga un poco de feria sobrante por cualquier imprevisto.

3 comentarios:

  1. Que relatos tan raros,suenan muy pochos y desubicados hahaha

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  2. soy fan de tu blog esta padrísimo!!!! jajajajaja me fascina porque puedo imaginarlo como relatado por una niña la amo!

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  3. Patti, cómo te suceden estas cosas a ti????? jajajajajaj gracias por el buen rato q paso leyendo tus patoaventuras

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